ANATHEMA + SLAMO + PETER CARLSEN
Anathema vuelven a la carga con “We’re here because we’re here”, un trabajo de tintes bastante diferentes a los que nos tienen acostumbrados. En esta ocasión – según palabras de Vincent durante el concierto – han decidido no conceder entrevistas ni hacer declaraciones a la prensa, teniendo como herramienta promocional únicamente los conciertos de la gira y las impresiones del público. Bueno, pues ahí va la mía.
Pero empecemos por el principio. Como no me he entretenido en ir a saludar a Benedicto, llego puntualmente a Salamandra 1, todavía a medio llenar. Destaca la elevada concentración de muchachas entre el público, de todos es sabido que los hermanos Cavanagh gozan de un amplio respaldo entre el sector femenino. Pero conste que el respetable está formado por individuos de todo género, edad y condición, lo que evidencia que la visita de los británicos genera expectativa – aunque no tanta como la del pontífice, se entiende – . Eventualmente la sala acabará llenándose prácticamente hasta los topes.
Petter Carlsen inaugura la velada acompañado de su guitarra, precedido por una íntima y sentida presentación. Enseguida se hace patente su talento como intérprete vocal, y pulsa las cuerdas con no menos habilidad. Por no mencionar que hace falta valor para subirse solo a un escenario delante de tanta gente. Su registro emocional es del tipo melancólico / emotivo, lo que le convierte en un aperitivo de lo más adecuado antes de Anathema. Paso unos agradables veinte minutos deleitándome en el lánguido tañer del noruego. Hacia el final del recital aparece Daniel Cavanagh, acompañando al teclado la pieza “Even dead Things feel your Love”, que a partir de ahora pasa a encabezar mi ranking personal de títulos excesivamente edulcorados. Antes de abandonar el escenario, Danny amaga los primeros acordes de “Everything in its right Place” de Radiohead. Lástima, otra vez será.
Que me perdonen los seguidores de Slamo, pero yo salgo fuera a cenar algo y ya de paso, a preguntarle a Danny por qué no se ha atrevido con el tema de Radiohead. Esto último me resultará imposible porque unos seguidores incondicionales lo mantienen muy entretenido. Eso sí, el bocata de bacon me sienta de maravilla. A mi regreso, unos tipos están dándolo todo sobre el escenario y desde luego parecen mucho más animados que Carlsen. Los portugueses practican un rock/metal bastante ecléctico, con algunas pinceladas de progresivo. Me traen a la mente, salvando las distancias, a grupos de los noventa como Jane’s Addiction. El conjunto resulta bastante convincente, la mezcla suena empastada, los tipos saben moverse y además el cantante se comunica con un castellano muy decente. Con todo, no acaban de decirme nada. Cuestión de gustos, supongo.
La sala se ha llenado ya a la espera de que suba el telón de nuevo y aparezcan los de Liverpool. Por suerte para mí, me encuentro muy cerca del escenario. Una voz en off nos recuerda atentamente que, a petición de la banda, no se debe fumar marihuana en las primeras filas. Más tarde, Danny puntualizará con una sonrisa que “it fucks up his head”. Se levanta el telón y Anathema aparecen envueltos en una espesa niebla bajo las luces rosas. Los tres hermanos Cavanagh encabezan la alineación, ataviados de más elegante (Danny) a menos (Jamie). Al fondo, John Douglas a la batería y Les Smith – otrora Lecter de Cradle of Filth – a los teclados. La actuación arranca con “Deep”, elección notablemente vitoreada por el respetable.
El directo se presenta sobrio y de calidad, con buena producción – la banda trae técnicos propios – y por supuesto el buen hacer de los músicos. Vincent afina sin problemas mientras rasga varias guitarras, lo mismo que su hermano Daniel a los coros, quien además demuestra ser un guitarrista de lo más expresivo, atreviéndose con todo tipo de efectos y recursos técnicos. Quizá el menos excelso de los intérpretes sea Douglas – a la batería –, pero aún así, nada que objetar. El grupo va desgranando un variado repertorio, bien seleccionado de entre prácticamente todos sus discos a partir de “Alternative 4”. Los artistas demuestran tener un perfecto dominio en directo de las atmósferas y los contrastes que les son propios, hecho que se hace más que patente en, por ejemplo, “Lost Control”. Esto empieza bien.
Llega el momento de interpretar la enorme “Closer”, para lo cual Vincent echa mano del vocoder. Los primeros minutos me suenan a gloria, hasta que el aparato decide dejar de funcionar. Esto provoca un repentino ataque de furia del frontman, que deja escapar un sonoro “fuck off” y levanta el instrumento por encima de su cabeza, haciendo ademán de estamparlo contra el suelo. Se lo repiensa inmediatamente – estos chismes, muy baratos no deben ser – y lo entrega a un oportuno roadie. Lástima, otra vez será. En un arranque de profesionalidad, Danny salva la papeleta coreando sin vocoder mientras su hermano trata de controlar su inocuo cabreo. Para calmar los ánimos aparece Lee Douglas a interpretar la dolorosa “A Natural Disaster”. Como la mayoría de los presentes, tengo motivos de sobra para echarme a llorar, pero para mi desgracia he llegado a aburrir la canción hasta el punto de inutilizarla emocionalmente. Bravo por los músicos, en todo caso.
Después de “Judgement” – en un crescendo bien ejecutado – y más tarde, “Flying”, llega el turno de “We’re here because we’re here”, que tendremos el placer de oír enterito. Se me plantean varios interrogantes. El primero, funcional. El álbum en cuestión me agrada considerablemente, pero es de lo más apacible. Emplazarlo en la segunda mitad de un directo de dos horas supone algunos riesgos de cara a mantener la atención del público. El segundo, formal. La dificultad técnica de las canciones es razonablemente superior al registro habitual del grupo. ¿Conseguirán los ingleses reproducir todos los matices de su trabajo en estudio? Y el tercero, conceptual. Habida cuenta de que los Cavanagh nos tienen acostumbrados a depresiones alcohólicas y terribles reveses sentimentales, me pregunto cómo defenderán en directo una propuesta musical cargada de positivismo, redención y horizontes despejados. No tardaré en hallar respuesta a todas estas preguntas.
La brillante “Thin Air” me eleva sin problemas y me deja caer en ese tremendo final, dónde la participación de Lee Douglas se revela crucial. Ella asume la responsabilidad sin problemas, afortunadamente. La magnífica “Summernight Horizon” empieza impaciente, deseando estallar. El desarrollo técnico no es todo lo satisfactorio que hubiera esperado, y aquí si que tengo que señalar con el dedo al batería John. Lee acude de nuevo al rescate y con todo, el tema se resuelve satisfactoriamente. En “Dreaming Light” se produce una notable bajada de intensidad, lo cual no sería un problema en sí, de no ser porque a partir de este momento el concierto entrará en punto muerto, cosa que ya me temía. Incluso al final de “A simple Mistake” le faltará pegada, para mi gusto. No obstante, resulta encomiable que la banda consiga reproducir sobre el escenario toda la grandilocuencia del álbum, con la ayuda de los técnicos, de samples y de loops. Y ante esto sí que me quito el sombrero. Respecto de la tercera cuestión, valga decir que los británicos se desenvuelven cómodamente en este nuevo papel teñido de esperanza, en especial Vincent. Mientras que en la primera mitad del concierto parecía muy serio y aletargado, ahora abre los ojos con entusiasmo y nos señala con gesto ligeramente mesiánico. Podría deducirse del contenido lírico que el autor ha salido renovado de una seria crisis existencial y quiere compartir su recién adquirida sabiduría con el oyente. Al culminar “Hindsight”, Danny nos pide silencio para que podamos escuchar el último verso de la voz en off: “And if you could love enough, you would be the happiest and most powerful person in the world” ¿Nos encontramos acaso ante una nueva etapa del conjunto británico? Sólo el tiempo lo dirá. De momento, han sabio defender su nuevo trabajo en directo con éxito.
Para postres aparece Daniel con una curiosa guitarra metálica, de sonido más curioso aún, a interpretar “Are you there?” él solito. Al acabar éste, un espontáneo solicita “Sleepless”, a lo que Vincent le responde amablemente que no tendrían inconveniente en tocarla, pero “they’ve got no fucking time, man”. Estos ingleses, siempre con el “fuck” en la boca. En su lugar, tenemos oportunidad de disfrutar de una muy apropiada “One last Goodbye” y a continuación, una festiva traca final. Carlsen y el cantante de Slamo aparecen en escena para corear “Fragile Dreams”, iniciativa a la que el público no tiene inconveniente en apuntarse. El grupo se despide tras este final espléndido, al son de una curiosa música parecida a la polka que no consigo identificar, que me disculpen los entendidos.
Tengo que alabar el arte de estos señores, que aunque llevan más de veinte años creando música, son capaces de subirse una vez más a un escenario a defender con honestidad y rigor una propuesta nueva pero coherente, lo que demuestra que han sabido reinventarse sabiamente y que todavía tienen muchas cosas que decir. Y saben decirlas bien.
Setlist:
- Deep
- Pitiless
- Forgotten Hopes
- Destiny is dead
- Empty
- Lost Control
- Balance
- Closer
- A natural Disaster
- Judgement
- Flying
- Thin Air
- Summernight Horizon
- Dreaming Light
- Everything
- Angels walk among us
- Presence
- A simple Mistake
- Get off, Get out
- Universal
- Hindsight
- Are you there?
- One last Goodbye
- Fragile Dreams
Texto y fotos: Rider G Omega
Promotor:Eclipse Group
Asistentes:200
Día:07/11/2010
Sala:Salamandra 1
Ciudad:Barcelona
Puntuación:9
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