AMON AMARTH + SEPTIC FLESH

Se veía venir. El crecimiento de la popularidad de los vikingos en este país ha sido exponencial. Cuando un servidor jugó todas sus cartas para traerlos en aquél ya lejano Metal Circus Fest de hace unos años (por un precio irrisorio, ya que por aquél entonces su management todavía creía que en este país la popularidad de la banda era cercana a cero) se dio el primer pelotazo. Unas 700 personas metimos en El Prat de Llobregat. Sus posteriores visitas junto a DIMMU BORGIR y como cabezas de cartel en la sala Bikini los reafirmaron en su posición. Y ahora, un nuevo salto de gigante, congregando a unas 1500 personas en la sala grande de Razzmatazz.

SEPTIC FLESH eran los teloneros de lujo, tratándose de una banda que en estos momentos goza de la mayor popularidad de su carrera debido a la repercusión que han tenido sus dos últimos álbumes. Después de haberse desentendido de la gira que los iba a traer junto a SAMAEL para recalar en esta otra, los griegos se presentaban ante un público ecléctico bastante joven que posiblemente no conocía a la banda. Al mismo tiempo, una porción del respetable venía claramente a verlos a ellos y a su propuesta singular, esa mezcla entre ampulosidad y extremidad. Como nota negativa destacar que los samplers (orquestaciones, coros) no se escuchaban en la mezcla final al mismo nivel que en disco, quedando un poco más sepultados de lo que debieran entre la marisma sónica. Sin embargo, el resto de instrumentos nos avasallaron con su contundencia y técnica, especialmente la batería. Sin ir más lejos, nunca creí que el batería pudiera llegar a realizar esa escalada de blast beats que encontramos en el intenso final de "A Great Mass of Death". Los pelos como escarpias. Lo clavó. La banda tan sólo tocó temas de sus últimos discos, normal si tenemos en cuenta el tiempo limitado del que disponían y que son las dos obras más representativas de lo que viene a ser su actual propuesta. Así pues, sonarían "The Vampire From Nazareth" perfecta para empezar y muy reveladora para los no iniciados. Igualmente tremendos sonaron los temas de "Communion" como el corte homónimo, "We, The Gods", la muy esperada "Persepolis" o la mística, reverencial y solemne "Anubis", una apuesta segura. Finalizaron con "Five-Pointed Star" del último disco, marcándose una buena actuación que no pareció defraudar a nadie. ¿Para cuando una gira como cabezas de cartel?

Mucha expectación para ver a los suecos de nuevo. Se  trata de un grupo que en los últimos años no ha parado de girar y que está todos los veranos en festivales de media Europa, de modo que lo extraño resulta no toparse con él en tu camino. Sin embargo, en el concierto había mucha gente joven que era la primera vez que los veía. Lejos de resultar una concomitancia, el público joven al que van orientadas este tipo de bandas quizá no ha tenido la oportunidad de patearse el mundo (hasta hace poco quizá ni podían acceder a salas de conciertos) y es la primera vez que se encuentra con una de sus agrupaciones favoritas. Ello, sin lugar a dudas, da vida a un concierto repleto de griterío y pasión por parte del público, ayuda a crear más ambiente. Con el gran telón de fondo (portada de su último disco) presidiendo el gran escenario de Razzmatazz, los bardos se encargaron de narrarnos historias de holgada épica a través de cortes como "War of the Gods" , "Live Without Regrets" o "Slaves of Fear" de su último disco. La verdad es que poco me imaginaba yo cuando salió publicado "Versus the World" que diez años después la banda seguiría sacando discos conservando totalmente su estilo, sin haber quemado la fórmula y consiguiendo captar la atención del oyente. Y pese a que en algún momento del pasado me mostré dubitativo, la verdad es que escuchando detenidamente "Sultur Rising" podemos decir que lo han conseguido. Composiciones como "Destroyer of the Universe", agresiva y muy bien compuesta, confirman tal extremo. Fue con la interpretación de esta cuando vivimos un punto de inflexión en cuanto al desmelene en la sala Razzmatazz. No en vano, el riff inicial invita a hacer el cabra gracias a un ritmo muy deudor del death sueco proveniente de Estocolmo (sí, ese que parece haberse vuelto a poner de moda en el urderground). Recordemos que ellos mismos se autodefinen como viking death metal, lo cual resulta revelador.

La regularidad no vendría a ser un elemento definitorio del sonido que solemos gozar en esta sala, pero afortunadamente esta noche AMON AMARTH sonarían francamente bien, pudiendo percibir unos instrumentos muy nítidos y disfrutar de un Johan Hegg en plenitud de facultades (y manteniendo el tipo en lo físico, pues hace una década pesaba unos 20 kg más…) Eso sí, el sonido mejoraba de forma exponencial a medida que uno se acercaba hacia la zona central de la pista, lo cual resulta bastante comprensible. En cuanto al repertorio, la banda desgranó unos cuantos temas de su último álbum y los conjugó con absolutamente todos y cada uno de sus composiciones más laureadas. Vaya, que demostraron ser totalmente conscientes de los cortes que el respetable quiere escuchar: "Runes to My Memory", "The Pursuit of Vikings" (que cayó sorpresivamente pronto), "Asator", "Death In Fire"… No dejaron títere con cabeza. Para los bises se dejaron el par de temas indispensables que faltaban, que no fueron otros que "Twilight of the Thunder God", que sonó especialmente potente, y "Guardians of Asgaard". Se trató de un set list de 17 canciones, que sin ser para nada extenso, tampoco está nada mal. El poder ver a SEPTIC FLESH como teloneros fue, sin duda, un aliciente que elevó en muchos enteros el evento en sí. AMON AMARTH, por su parte, no fallaron y dieron un conciertazo. Les queda cuerda para rato y se han ganado el poder estar en esta posición. Además, en esta web podemos constatar que se trata de personas bastante modestas y nobles, hecho que les otorga un plus de credibilidad en una escena a veces poblada por mucho lumbreras.. Nada de navíos fantasmas, este drakkar viene ocupado por vikingos en toda regla.