Todavía con el recuerdo en la retina de sus actuaciones en España en el pasado verano del 2006, los norteamericanos ALICE IN CHAINS volvían de nuevo a Europa para dejar constancia de que su vuelta a los escenarios no fue una cosa puntual sino un retorno en toda regla, algo que cobra mayor sentido, credibilidad y relevancia con una obra de arte como “Black Gives Way to the Blue” bajo el brazo, motivo por el cual ALICE IN CHAINS estaban dando estos bolos por Europa, sobre todo en festivales.

Si bien es cierto que en el 2006 poco antes de los shows existía cierta duda y reticencias hacia la figura de William DuVall como sustituto válido del fallecido y malogrado Layne Staley, en esta ocasión ese debate ya había perdido intensidad y a día de hoy apenas nadie pone en tela de juicio la labor del nuevo frontman de ALICE IN CHAINS. De hecho, por mucho que pueda pesar decirlo, dudo mucho que con Layne Staley en el grupo la banda estuviese dando –en  pleno 2010- semejantes recitales cargados de calidad, profesionalidad, potencia y elegancia.

La amalgama de público allí reunida resultaba cuanto menos curiosa; raro es ver bajo un mismo techo una muchedumbre repartida al 50% entre Metaleros y no metaleros o gente más afín a tendencias alternativas –en su día apodadas grunge-. De este modo, no era en absoluto raro ver infinidad de camisetas de NIRVANA, PEARL JAM o SOUNDGARDEN entre la concurrencia, evidenciando que el recuerdo de aquellos sonidos arraigados en la generación que creció –musicalmente- en los 90, sigue presente, aunque en muy menor medida, por supuesto. Curioso resultaba también ver la poquita gente menor de 30 años presente en el Razzmatazz, como si de una reunión de “nacidos en el 70 y tantos” se tratase. Imagino que los sonidos de ALICE IN CHAINS todavía no han entrado dentro de esa categoría de “clásicos” de tal modo que puedan gustar por igual a un tipo de 30 y pico años que a uno de 20, algo –por otro lado- que el tiempo subsanará. Quizá es que todavía es demasiado pronto.

Con una sala llena en sus tres cuartas partes (la gente restante que petó el Razzmatazz en el 2006 imaginamos que se reservaría para el Sonicsphere de Madrid donde también actuaban ALICE IN CHAINS), la banda de Jerry Cantrell se presentó haciendo gala de austeridad y plena confianza sin telón alguno ni parafernalia escénica de ningún tipo, solo el grupo y los focos de luz, dándole así a la velada un toque intimista y sobrio idóneo. El sonido, pese a haber leído por ahí que no fue nada del otro mundo, puedo asegurarles que fue espectacular, por lo menos desde el fondo de la sala a escasos 2 metros del técnico de sonido del grupo, lugar éste de referencia desde donde se debe siempre juzgar la puesta en escena sonora de un grupo. ALICE IN CHAINS sonaron atronadores, compactos, limpios, profundos y nítidos, dejando entrever todos esos detalles latentes en su música y propuesta, desde las líneas de bajo hasta las armonías de voz de William y Jerry pasando por todos, absolutamente todos los detalles de batería de Sean Kinney.

Pese a venir presentando su nuevo y aclamadísimo disco “Black Gives Way to the Blue”, ALICE IN CHAINS no pasaron por alto prácticamente ninguno de sus clásicos de siempre y eso la audiencia lo agradeció. La banda abrió fuego con “All Secrets Known” de su último plástico, todo un temazo cargado de feeling y oscuridad que ya dejó entrever que la gente iba a volcarse a muerte con estos nuevos temas del grupo. Y así fue con todos los que cayeron, que si no recuerdo mal fueron “Check my Brain”, “Your Decision”, “Last of my Kind”, “Lesson Learned” y “Acid Bubble”, dejando fuera incomprensiblemente el single “A Looking in View”, probablemente el mejor tema del disco, o una de las favoritas de un servidor, la hipnótica “Take Her Out”.

En lo relativo al resto del setlist, cayeron algunas sorpresitas que nadie esperaba como “Rotten Apples” que fue espeluznante, la añeja “It Ain’t Like That” o sobretodo “Love Hate Love”, un auténtico himno a la agonía que nunca llegué a entender cómo es que no es un clásico de los gordos. Por lo general, el resto fue bastante predecible –que no por ello menos meritorio- con todos los hits y clásicos del fondo de catálogo del grupo como “Again”, “Them Bones”, “Damn that River”, “Rain When I Die”, “No Excuses”, “We Die Young”, “Down in a Hole”, “Angry Chair” o “Man in the Box”, ¿Alguien da más?. Para el final se dejaron sus dos hits más conocidos, léase “Would” y “Rooster”, que causaron el delirio colectivo y que 20 años después de su edición, todavía siguen poniendo la piel de gallina como el primer día.

La banda estuvo soberbia en todos los sentidos, mostrando una profesionalidad y unas tablas al alcance de muy pocas bandas, sobretodo en primera línea de batalla, con un William DuVall sobrado, tomando el protagonismo que quizá todavía no se atrevía a tomar en el 2006 y congeniando con el semidiós Jerry Cantrell en todos los sentidos, sobretodo apoyándole en las guitarras rítmicas, creando así un colchón rítmico perfecto para que Jerry pudiera campar más a sus anchas repartiendo melodías y punteos a cal y canto. De todo ello y más la audiencia se empapó y así se lo hizo saber al grupo en todo momento entregándose al 101 %. Y ALICE IN CHAINS eso lo notaron, vamos que si lo notaron, solo cabía ver la cara de felicidad con la que se fueron los 4 al acabar el concierto. En definitiva, un recital de esos para recodar durante muchos años, casi tantos como los que hemos estado esperando a que la banda decidiera acordarse de una vez por todas de que España existe y que aquí también vamos a conciertos, compramos discos, contamos con seguidores de ALICE IN CHAINS y todo ese tipo de cosas.

Javi Félez (javimetal@themetalcircus.com)

Promotor:Last Tour International

Asistentes:1500

Día:06/07/2010

Sala:Razzmatazz I

Ciudad:Barcelona

Puntuación:10