La sensación final es de que el grupo lo da todo pero va a lo seguro. Show matador pero excesivamente milimetrado. Seguirán creciendo y no defraudarán pero tras cuatro discos creo que la gente merece un poco más. Más que nada porque las diferencias entre un show de festival y uno propio son más que escasas.

Todos debemos congratularnos que en pleno 2016 un grupo como Airbourne pueda llenar, en gran número, una sala como el Razz 1 y agotar entradas en Madrid y Bilbao. No busques ni originalidad ni nada novedoso porque no vas a encontrar nada, pero verles en directo es toda una gozada y un ejemplo de lo que tiene que ser el rock and roll sudoroso y directo. Fieles a los cánones inamovibles de AC/DC y Rose Tattoo pasean su musculosa apuesta a torso desnudo y con unas ganas contagiosas… Tantas que en hora y 15 minutos ya te mandan para casa. Así que la pregunta es clara: ¿Qué diferencia un show de festival de uno propio? Pues 10 minutos más de guitarreo. Nada más.

Es el único pero a una banda fresca que a pesar de contar con una obra maestra como es su ópera prima no ha podido mantener el nivel de excelencia compositiva en sus tres posteriores obras, pero que a pesar de ello, todo funciona. La entrega del gentío es total y contagian su actitud y el derroche de testoesterona. Un par de telones de fondo y los ya habituales gimmicks de la cerveza que explota y el garbeo por la sala de Joel O’Keeffe potencian su directo, excelente por otra parte, aunque repito… breve.

Calentando el ambiente estuvieron el trío interesante Leogun. Su apuesta es irregular pero hubo momentos realmente mágicos con jams que beben de Led Zeppelin y un groove y un feeling espectaculares. Pero por contra hubo temas algo aburridos . En sus momentos álgidos consiguieron arrancar sonoros aplausos pero en temas como “Every Day” la cosa palideció. Musicalmente son enormes pero quizá haya que pulir su apuesta. Probablemente no era la banda ideal para telonear a Airbourne.

El coreo masivo de “Run to the Hills” fue interrumpido por la intro en forma de banda sonora de “Terminator 2” dando paso al grupo, que atacó como si les fuera la vida en ello “Ready to Rock”. Espectacular entrega del público barcelonés ante un show milimetrado que apunta a estadios pero en una banda que necesita de un par de discos al nivel del primero para llegar donde quieren. “Too Much Too Young Too Fast” demostró cuál es el disco favorito de sus fans y demostró que el combo tira de funcionales coreografías a la hora de levantar guitarras o de tirar de headbanging. “Chewin’ the Fat” mejora en mucho lo ofrecido en estudio y los coros funcionan y son reales a pesar de que hay una ayudita de sampler. Espectacular los juegos de luces y el dinamismo escénico. Presentaban disco nuevo y “Rivalry” demuestra perfectamente lo que el grupo ofrece con un Joel que ejerce de líder absoluto.

Parlamentos escasos pero efectivos y un “Girls in Black” que incluyó su paseo por los laterales por parte del jefe. Ya no hay escaladas arriesgadas por bafles ni apariciones inesperadas en rincones insospechados. El numerito de romper la cerveza con la cabeza es puro rock and roll y volvería a ser reproducido en los bises. “It’s All for Rock and Roll” es un himno forzado pero en directo gana muchos enteros. Las torres de amplis Marshall les dan autenticidad y es imposible aburrirse ante una entrega tal. Si tienes dudas de la calidad de su última obra “Down on You” y sobre todo “Breakin’ Outta Hell” te demuestran que su nuevo disco es quizá lo mejor desde “Runnin’ Wild”. “No Way, but the Hard Way” es ya todo un himno y en “Stand Up for Rock and Roll” demuestran que AC/DC es su fuente primigenia. Si AC/DC hubiera grabado este tema sería todo un renacer. Supondría lo que “It’s My Life” supuso a Bon Jovi.

Pero es aquí cuando alargan los guitarrazos, tiran de parlamentos tópicos y pierden algo de fuelle en un show directo y crudo como pocos. “Live It Up” entra en los bises en lugar de maravillas como “Cheap Wine, and Cheaper Women”, pero la gente sigue encantada. El gran final, alargado hasta la saciedad, viene de la mano de su obra maestra: “Runnin’ Wild”. Clásico moderno coreado a pleno pulmón por una sala entregada pero no tonta: “Ha estado genial, pero 15 minutos más y hubiéramos salido extasiados”. En el tramo final incluyen un cambio de telón que queda espectacular entre las carreras del combo. Musicalmente sin fisuras y técnicamente perfectos. A destacar el papel de Ryan O’Keefe tras los parches y el bajo de Justin Street.

La sensación final es de que el grupo lo da todo pero va a lo seguro. Show matador pero excesivamente milimetrado. Seguirán creciendo y no defraudarán pero tras cuatro discos creo que la gente merece un poco más. Más que nada porque las diferencias entre un show de festival y uno propio son más que escasas. De todas formas su directo es aplastante y hay momentos en los que percibes que esta gente tiene a tocar shows de estadio. Veremos si lo consiguen pues a nivel de entrega pocos les pueden llegar a hacer sombra.

Promotor:Madness Live

Día:2016-12-07

Hora:20:15

Sala:Razzmatazz

Ciudad:Barcelona

Teloneros:Leogun

Puntuación:8