Adam Bomb es un currante del rock

No deja de ser curioso que un músico que ha colaborado con Lemmy Kilmister, Iggy Pop, el mismísimo John Paul Jones o Hanoi Rocks, además de esa conocida prueba para entrar en KISS, tenga la vida que tiene.

Adam Bomb llega a la sala del concierto conduciendo su propia furgoneta mientras sus dos compañeros de banda aguardaban en la puerta. De dónde viene cuando el público ya le está esperando, es una incógnita que no viene al caso. La cuestión es que se baja y comienza a confraternizar con todos los presentes en los alrededores de la sala Louie Louie y a vender papeletas a un euro para sortear una camiseta y un CD al final del concierto. “¡Un euro por el rock n roll!”, decía. ¡Qué crack!

Acto seguido, todo el público entra en la sala y Adam empieza su largo recital de canciones con varios petardos que cuelga en su guitarra. Un espectáculo de estadios minimizado para la ocasión al ritmo de temas como “Crazy Mother Fucker”, “Avalanche”, “Pure Sex”, “Rockstar”  o “Stay Connected” entre muchas otras.  Un concierto de Adam Bomb es pura fiesta y puro espectáculo. Y sinceramente, uno se pregunta de dónde saca esas ganas y energía en una gira por toda Europa de seis  meses tocando casi todos los días, en la que imaginamos que él y sus dos músicos acompañantes son los que conducen la furgoneta durante horas y horas. ¡Eso es la esencia del rock n roll!

No tarda en sacarnos la sonrisa poniéndonos a todos a bailar al son de “New York New York”, o con esa divertida versión de Antonio Flores convertida en “Siete Lonchas”. Tampoco se olvida de recordarnos que él es un seguidor del rock y del heavy metal de toda la vida como nosotros, y no se le caen los anillos a la hora de incluir en su listado de temas muchas versiones como “Detroit Rock City” de KISS, “Eruption” de VAN HALEN, “Let The Be Rock” y “Whola Lotta Rosie” de AC/DC, “Rock Bottom” de UFO  o “You Really Got Me” de THE KINKS por citas unas cuantas. Y es que la búsqueda de la comunicación con todos los presentes por parte de Adam Bomb es constante. Cambió varias veces de guitarra, más petardos por aquí y por allá, fuego en la batería y en su guitarra, una radial con la que soltar chispas… es un espectáculo visual de forma permanente que hace que no perdamos ni un minuto de atención de su show. Pero ojo; la calidad instrumental y la calidez vocal de Adam Bomb no debe quedar eclipsada por todos estos entretenimientos. También, entre muchas otras anécdotas que se podría relatar de un concierto del americano,  nos enseñó a pronunciar correctamente la palabra “dick” en inglés y en francés. En español quedó bastante claro de primeras qué significaba, y no hizo falta insistir. Todo ello para presentar una de sus canciones estrellas: “Je T’Aime Bebe”. Aunque tampoco quedó carente de sarcasmo la introducción verbal de “Rock Like Fuck”.

Como un gran currante del rock, no hubo que solicitarle de forma reiterada otra canción en los bises. Es más, lo hizo encantado y por partida doble. E imagino que si por él fuera, en vez de tocar dos horas y media como lo hizo, hubiera tocado cuatro al menos. No deja de ser curioso que un músico que ha colaborado con Lemmy Kilmister, Iggy Pop, el mismísimo John Paul Jones o Hanoi Rocks, además de esa conocida prueba para entrar en KISS, tenga la vida que tiene. Más bien hablamos de un talento que parece que ha elegido esa forma de vivir. A saber por la carretera que irá conduciendo ahora mismo para llegar a cualquier ciudad y tocar en un tugurio si es necesario. ¡Buena suerte, Mr. Bomb!