AC/DC en Barcelona: el mejor concierto de tu puñetera vida
Absolutamente electrizantes, AC/DC acaban de bajarse del escenario del Estadi Olimpic de Barcelona tras arrollar a 65.000 asistentes de la manera más militarmente perfecta que se puede concebir.
Absolutamente electrizantes, AC/DC acaban de bajarse del escenario del Estadi Olimpic de Barcelona tras arrollar a 65.000 asistentes de la manera más militarmente perfecta que se puede concebir.
El concierto más esperado del año llevaba cinco meses con las entradas agotadas y el publico desbordaba las inmediaciones del estadio desde primeras horas de la tarde. La gente hacia cola desde días atrás y a partir de la sobremesa, las aglomeraciones han sido constantes, especialmente en la zona del acceso a pista, el más buscado de todos. Hordas de rockeros de todas las edades, colores y credos invadían las aceras, la carretera, los escasos bares de la zona y absolutamente todo los espacios de la zona de la montaña de Montjuic. Un caos aparentemente controlado cuyo suflé no ha bajado hasta que la música ha empezado en el estadio a las 22:00 precisas.
Un mar de cuernos rojos luminosos ha recibido a Angus Young, Brian Johnson, Cliff Williams, Chris Slade y Stevie Young cuando en medio de una explosión totalmente abrumadora han aparecido en el escenario al son de «Rock or Bust», el tema que abre su último disco. Un tema que no es muy indicado para abrir un concierto, pero esas consideraciones son imposibles de realizar ante cientos de miles de vatios invadiendo todos tus sentidos. Angus, con su uniforme escolar rojo, ha demostrado desde el primer momento estar totalmente al tope de sus capacidades. Quienes habíamos ido siguiendo los videos de las otras fechas de la gira nos temíamos a una banda algo menos potente que en el pasado, obviamente debido al cansancio y la edad. No ha sido el caso en Barcelona. La banda se ha venido arriba en la ciudad Condal debido a un estadio totalmente entregado como pocas veces ve la banda en otros países europeos, un tiempo cálido y un descanso de tres días desde su anterior concierto en el Stade de France de París.
Tras el pistoletazo de salida ha llegado «Shoot to Thrill» y el publico se ha disparado incluso más. El break central con todo el estadio haciendo palmas ponía la piel de gallina. Y como siempre pasa en el mundo de los australianos, el setlist era previsible y estatico respecto a otros shows de la gira, lo que nos ha llevado a «Hell ain’t a bad place to be», donde Angus ha hecho suyo el centro del escenario para mostrarnos sus cuernos y su sonrisa endiablada mirando el público. Una de las cuestiones más notables de la noche es observar como Chris Slade ha encontrado de nuevo su lugar en la banda dotando de un buen groove a las canciones, algo de lo que muchos fans se quejaban al inicio de la gira debido al uso mas insistente del charles que hace el alopécico baterista. La ilusión con la que toca, veinticinco años después de su paso original por la banda, es infecciosa y ha dado nuevas energías a la banda. Una banda que, ciertamente, disfruta con lo que hace sobre el escenario y que no deja lugar a dudas: los cinco años que han pasado quietos y sufriendo en silencio el deterioro de Malcolm Young han hecho que la banda esté mucho más motivada que en la gira de «Black Ice».
El set ha proseguido con «Back in Black», con la que parecía que se caía abajo el estadio, la nueva «Play Ball» ha precedido a una incendiaria «Dirty deeds done dirt cheap», cuyo solo final ha puesto a todo el público a gritar totalmente entregado a la rabia y saña tocando de Angus. Era espectacular ver a gente fuera del estadio, viendo el concierto por el hueco de una de las puertas y saltando como los que estaban dentro, coreando cada estribillo. «Thunderstruck» ha sido otro de los momentos que más han llegado al personal y curiosamente es lo más nuevo que AC/DC incluyen en su repertorio además de las canciones de «Rock or Bust». Muy significativo a la hora de valorar que es lo que la gente quiere del grupo. El set está hecho a imagen y semejanza del fan medio de AC/DC. Y por suerte, finalmente se han dado cuenta de que al fan medio le da igual «The Jack», que es baja en esta gira y deja espacio a un par de canciones que rara vez aparecen en el set como «Sin City» y «Have a Drink on Me». También ha vuelto al set una enorme «High Voltage», donde Brian y Angus se lanzan a improvisar en el break central y la cosa alcanza una dimensión que hace años que no se veía en los directos de la banda.
El show de AC/DC siempre tiene un momento en el cual la banda simplemente comienza a escupir clásicos uno tras otro y te avasalla sin piedad. Así pues el tramo final del concierto ha enlazado «TNT» -impresionante ver a todo el estadio coreando el «oi, oi, oi» y a Angus fuera de si tocando con una sola mano, poseído por el mismísimo diablo, al final del tema- «Whole Lotta Rosie», donde la pasarela central ha cobrado vida y se ha elevado para permitir su uso a un Angus que ya ha perdido definitivamente los estribos a partir de ese momento y «Let There Be Rock». Lo de «Let There Be Rock» ha sido el momento más épico que cualquiera de los asistentes va a vivir en su vida. El solo central, con Angus tocando para cada uno de los lados del estadio desde la plataforma central, se ha alargado más que en otros conciertos de la gira, y a juzgar por el lenguaje corporal de Angus, esta era su noche. Angus siempre tiene energía y Angus nunca defrauda. Pero cuando estaba haciendo ese solo, su cuerpo decía que si, que estaba disfrutando como nunca. Ha pataleado, pisoteado el suelo, llevado al extremo las cuerdas de su guitarra y luego se ha subido a bordo de la plataforma hidráulica que le eleva por encima de la multitud. Allí ha proseguido su solo y ha sido cuando ha tenido su fingido ataque de nervios revolcándose por el suelo mientras el confetti estallaba en todas direcciones. El Estadi estaba al limite, pero en ese momento sencillamente el público ha entrado en erupción y el aplauso ha sido ensordecedor. Todo mientras Stevie Young seguia tocando el mismo acorde que diez minutos atrás y Chris Slade seguis atacando su charles delantero con corcheas impasiblemente. Ha sido absolutamente espectacular y es imposible relatar con palabras lo que ha sido ese momento.
En los bises ha llegado lo que todos esperábamos: un «Highway to Hell» con el estadio cubierto de fuego y saltando en el estribillo. Cuando el tema estaba en su final, Angus se ha quitado los cuernos de plástico que llevaba, se ha ido al frontal del escenario, se ha arremangado de un golpe de brazo y ha puesto sus dos dedos en su veterana frente, haciendo los cuernos de verdad que todos esperábamos. Esos cinco o seis segundos que ha estado mirando al público mientras el feedback de su guitarra invadía el estadio han sido otro de los grandes momentos de la noche.
Y al fin, los cañones se han elevado en los laterales del estadio y en la pasarela trasera del escenario para la despedida final. «For Those about to rock» ha sonado, marcando así el final del show. Todo el estadi gritaba «Fire» con la vena del cuello hinchada, esperando cada detonación, y agradeciendo los últimos saltos y coletazos de energía de un Brian Johnson en mucha mejor forma vocal que en la anterior gira. El último cañonazo, sincronizado con el último aterrizaje de Angus ante la batería de Slade, nos ha devuelto a todos de golpe a la realidad. Acabábamos de ver el mejor concierto de nuestras vidas.
Un show de AC/DC es exagerado, aparatoso, lleno de épica guitarrera y totalmente impactante para los sentidos. El ritmo de AC/DC despierta los instintos mas primitivos y el ataque frontal de Angus es despiadado. Es imposible salir de un show de la banda sin haberte reencontrado contigo mismo y haber decidido de golpe que, de todas las cosas que haces en la vida, pocas tienen el sentido que tiene acudir a un show de los australianos. Les miras, te miras, y piensas «si ellos pueden, yo puedo».
Y pueden. Vaya que si pueden,
Promotor:Live Nation
Día:2015-05-29
Hora:20:30
Sala:Estadi Olimpic Lluis Companys
Ciudad:Barcelona
Teloneros:Vintage Trouble
Puntuación:9
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