Hay películas mucho más espectaculares ambientadas en esa era, y con más medios, pero ninguna de ellas posee esa aura mágica ni la autenticidad conseguida en “When the Raven Flies”.

Sé que hoy en día por la red de redes puedes encontrar todo lo que buscas, pero el placer de dar en un mercadillo en la Cataluña profunda con este título no tiene precio. “When the Raven Flies” siempre fue un orgullo para los islandeses antes de que la isla se pusiera de moda por el volcán, sus cantantes y por su selección de futbol. Una película islandesa ya era toda una rareza en 1984, y más cuando esta era mundialmente reconocida, caso del film de culto que nos ocupa. Su gran logro es precisamente el que vemos en las dos primeras temporadas de la serie “Vikings”, y es que un poco se desmarca de todos los tópicos vikingos, empezando por que nunca llevaron cuernos…

Hrafn Gunnlaugsson se basó en las sagas islandesas y aprovechó los exteriores islandeses antes de la saga “Alien”, “El arca de Noé” o “Juego de tronos”. Y es que estamos hablando de 1984… No hacía falta recrear casi nada pues la isla sigue virgen y los decorados que permite Islandia son los mismos que en la era vikinga. Gunnlaugsson fue comparado con Leone y Kurosawa si bien la historia es la clásica venganza, en este caso de Gestur, un irlandés al que asesinan a sus padres y raptan a su hermana siendo niño. Quizá la obra peque de predecible pero la fotografía y la caracterización de los personajes son soberbias aparte de aprovechar las antiguas casas islandesas, similares a las de los Hobbits en la película “El señor de los Anillos”.

La música ha envejecido realmente mal y a pesar de ser meritoria e importante en el film, es profundamente ochentera. Las escenas de acción están conseguidas pero que un vikingo tenga dotes de ninja en la época medieval no termina de funcionar. Momentos de belleza y mucha autenticidad para una obra que fue acompañada de dos títulos más, cerrando una trilogía de época, de obligado visionado para todos los fans de los vikingos. Hay películas mucho más espectaculares ambientadas en esa era, y con más medios, pero ninguna de ellas posee esa aura mágica ni la autenticidad conseguida en “When the Raven Flies”.