El mundo de la música tiene historias preciosas y esta es de las que se lleva la palma: Sixto Rodríguez, un músico que pasó sin pena ni gloria en el negocio en el Detroit de los primeros años 70 decide tirar la toalla y ganarse la vida como cualquier otro ser humano: trabajando en lo que puede. El Rodríguez músico desaparece de la faz de la tierra y no volverá hasta un inesperado giro del destino muchas décadas más tarde.

El mundo de la música tiene historias preciosas y esta es de las que se lleva la palma: Sixto Rodríguez, un músico que pasó sin pena ni gloria en el negocio en el Detroit de los primeros años 70 decide tirar la toalla y ganarse la vida como cualquier otro ser humano: trabajando en lo que puede. El Rodríguez músico desaparece de la faz de la tierra y no volverá hasta un inesperado giro del destino muchas décadas más tarde. Curiosamente en los 70 Sudáfrica se está abriendo al mundo y son muchos los blancos que luchan contra el apartheid en una de las situaciones más bochornosas de la historia de la humanidad. Alguien llevó en 1970 un disco de Rodríguez y la bola de nieve creció hasta hacerse enorme. Esas letras calaron de verdad entre los muchos que luchaban por el cambio. La popularidad de Rodríguez en el país africano fue tan grande como la de Elvis o Dylan vendiendo millones de discos. Pero en esos tiempos sin Internet… hicieron que fuera de Sudáfrica ese dato nunca se supiera.

“Searching for Sugar Man” es el único documental de Malik Bendjelloul quien un año después de este multi-premiado documental (incluyendo un Óscar) se suicidó. La historia es la búsqueda compleja y constante de un par de fans del artista que poco a poco juntaron las piezas del puzle para dar con un Rodríguez al que ya daban por muerto. Curiosamente la recurrente leyenda negra de que se había suicidado en directo prendiéndose fuego también formaba parte de la biografía apócrifa de Rodríguez. Montaje ameno y dinámico por momentos, con alguna animación y muchas entrevistas necesarias para reencontrar al “hombre de azúcar”. Curiosamente hay gente del negocio que lo recordaba perfectamente y nunca comprendió por qué no triunfó.

Este cuento precioso termina obviamente bien con los dos fans reencontrando a un Rodríguez en Detroit y montando una gira a la altura de la leyenda que fue (y es) en Ciudad del Cabo, aunque curioso que sólo hubiese blancos entre el público. Momentos realmente logrados y emocionantes aunque posteriormente hemos sabido que el documental obvió información importante que da al traste con toda la historia. Rodríguez no solamente sabía que tenía éxito en Sudáfrica sino que había llegado a girar en los 80. Este dato rompe un poco el encanto pero el film nos acerca a un personaje realmente encantador, un gran músico y un cuento de hadas que el espectador agradece. Sixto Rodríguez posee unas letras preciosas, oscuras metáforas y posee canciones brillantes a la altura de muchos de sus contemporáneos, pero ni es Elvis ni Dylan, ni se les acerca. Quedará para la posteridad la preciosa canción “Searching for Sugar Man”. Sólo por este tema, ya vale la pena haber visto el documental.