Ha muerto el gran Christopher Lee y con ello se hablará de Saruman y de Drácula entre los muchos los grandes logros del actor. Pero si se le preguntaba a Lee sobre cuál era su papel favorito a lo largo de tantos años, lo tenía muy claro: el de Lord Summerisle en “El hombre de mimbre” (1973).

Ha muerto el gran Christopher Lee y con ello se hablará de Saruman y de Drácula entre los muchos los grandes logros del actor. Pero si se le preguntaba a Lee sobre cuál era su papel favorito a lo largo de tantos años, lo tenía muy claro: el de Lord Summerisle en “El hombre de mimbre” (1973). Una película de culto de los 70 que todavía hoy impresiona por su originalidad. Dicho film sufrió un remake insufrible con Nicholas Cage de protagonista a la que recomiendo que nadie se acerque a menos de 200 metros. Iron Maiden hicieron su particular homenaje al film con la canción “The Wicker Man” y en la que durante la gira del 2000 se incluía una jaula de mimbre en la que Dickinson quedaba atrapado.

Un policía inglés viaja a unas recónditas islas escocesas en las que ha desaparecido una niña. Pronto descubrirá que la moral y los ritos paganos de los aldeanos chocan con su fuerte devoción católica. Su irritación va en aumento con la proximidad de la fiesta de mayo en la que se celebra la fiesta de la cosecha. Mentiras y pistas falsas terminan llevando al policía a una trampa mortal. El capataz de la aldea es Lord Summerisle (Christopher Lee) que simboliza todo el culto pagano. Liebres, fuego, cosechas, libertina y alcohol deambulan ante un desconcertado Howie (el policía) que poco a poco va encajando las piezas. Hay varios números musicales folk que han envejecido mal. El baile seductor de Willow y su conversación con segundas posiblemente nunca serán recuperadas por nadie. El baile desnudo con Ingrid Pitt golpeando las paredes de la habitación es casi cómico más que sexy, por no hablar de la canción del árbol con la coreografía de los niños.

La película fue considerada obscena en su día y la censura actuó. El director Robin Hardy (“La huella”) sufrió un duro revés, era su primera obra, y decidió dedicarse a la televisión. Pero con el tiempo esta original película terminó siendo una obra de culto. Está considerada como una de las mejores películas de terror de todos los tiempos. Hardy indagó en los cultos paganos para dar credibilidad a la obra y su crescendo final con el famoso hombre de mimbre ardiendo consigue una de las imágenes más espectaculares del cine de terror. Recomendadísima, especialmente para los fans de Christopher Lee.