Un buen amigo siempre solía hablarme de Chuck Klosterman y destacaba su ironía y temática metálica y rockera. Han tenido que pasar varios años para que en la lengua de Cervantes podamos disfrutar de un libro como “Fargo Rock City”. Klosterman vivió el auge del que el considera Pop Metal y de las bandas del Sunset Strip. Cuando él era un niñato de instituto MTV y las radios americanas se volcaron con las hair metal bands y el bueno de Chuck, al igual que muchos adolescenes, sucumbieron al encanto de Motley Crüe, Guns N Roses, Bon Jovi, Warrant, Wasp… Pero el autor lo vivió en la fría Fargo, rodeado de vacas y tractores; a primera vista, en un mundo que era la antítesis del glamour angelino.

“Fargo Rock City” es mitad tratado, filosofía musical, autobiografía e historias de vida de un tipo normal, cansado de leer libros y ver que nadie tocaba esos maravillosos años que le tocó vivir. En sus propias palabras: “es la obra que le hubiese gustado leer”. Su lectura es sumamente divertida y sus reflexiones son más que interesantes, ordenadas cronológicamente con las entradas de discos en los ránkings del Billboard norteamericano. La polémica puede desatarse básicamente en que sus opiniones están absolutamente basadas en sus gustos personales y, obviamente, hay grupos que son ensalzados al Olimpo (también criticados) y otros los deja a la altura del betún. Es realmente interesante ver la incomprensión que posee el autor hacia grupos que en Europa son leyenda como los mismos Maiden o el reivindicar discos menores de Queensryche o los trabajos en solitario de Vinnie Vincent.

Ricas reflexiones, frases lapidarias, sentido del humor rural y también divertidísimas anécdotas. Es bonito leer los inicios de un metalhead de Fargo, su desfalco económico sin querer a sus 16 años, su confesión de alcoholismo asociado al metal o las clasificaciones de bandas y discos que marcaron SU época. También hay un bonito e interesante análisis de la caída del género, la irrupción del grunge y qué bandas siguen intentado levantar el cetro del Glam en el nuevo siglo. Hay que reconocerle al libro una gran originalidad por parte de este reputado crítico y es bueno que productos como este lleguen a ser traducidos al castellano… aunque sea tan tarde. Esperemos que las ventas acompañen y que sus otros libros sean traducidos.

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