Así lo vi YOB
Como habréis podido ver tanto en la web como en las redes sociales de The Metal Circus, llevamos a cabo sorteos para muchos conciertos. En esta ocasión, de la mano de la promotora Madness Live!, realizamos el sorteo para el directo de YOB y Wiegedood, y el premiado de esta vez nos ha querido explicar cómo ha sido su experiencia a lo largo de la actuación.
A los teloneros hay que ir a verlos siempre, siempre. Siempre que se pueda. Yo en este caso no pude y llegué a la sala justo cuando terminaban Wiegedood. Como ya sabía que no iba a llegar ni tan siquiera me molesté en buscar quienes eran. Lo he hecho a posteriori y todavía me sabe peor habérmelos perdido. Son belgas pero hacen un black metal que lo firmarían en Noruega. En fin, otra vez será. Normalmente en un doble cartel se programa una primera banda que vaya en la línea del cabeza pero esta vez apostaron por black metal por delante y doom después y me parece cojonudo. El black metal es de mis géneros favoritos.
Pero últimamente escucho mucho post metal. Empecé por Pelican, Russian Circle, Sumac… hasta que un amigo me dijo que YOB eran los mejores. No me gusta mucho en música lo de mejores o peores, lo que está claro es que son buenísimos y que tenía muchas ganas de verlos.
No empezó bien la noche por mi culpa. Me puse a un metro del escenario y la voz de Mike Scheidt no se escuchaba nada, pero nada. Mosqueo porque ya empezaba a tener esa sensación de que un concierto que llevas tiempo esperando se va al carajo por culpa del sonido. Después de las dos primeras canciones un tipo que tenía al lado le dijo a Scheidt entre tema y tema que no se le oía nada y fue el propio Scheidt quien nos advirtió de que su voz salía por arriba y que debíamos ponernos más atrás. La sala Bóveda tiene unos altavoces colgados del techo un par de metros por delante del escenario por los que sale la voz y hay que ponerse por detrás. Del centro hacia atrás perfecto. Y a partir de ahí ya sí, ya pudimos disfrutar del bolazo a tope.
Celebrar que Mike Scheidt, cantante y guitarrista, haya superado sus problemas de salud. Está en perfecta forma. Aaron Rieseberg al bajo, con camiseta de Morbid Angel. Y Travis Foster a la batería aporreando a ese ritmo lento y atronador. Si habéis escuchado a YOB ya os podéis imaginar que cuando uno acude a un concierto suyo no va a comerse una ensalada, va a meterse un chuletón de aúpa. Sabes que la digestión será pesada pero que vas a disfrutar como un cosaco mientras lo devoras. Su música es como una capa de petróleo que avanza lentamente. Doom metal por encima de todo, temas que rondan los 10 minutos, circunferencias que van creciendo hacia arriba en espiral y que van cargando el ambiente. Son contundentes y rudos pero por momentos delicados. Hay un pasaje de un tema en el que me vino a la cabeza Roxy Music. Al final del bolo Scheidt y el bajista se quedaron a charlar con la gente. Son gestos que se agradecen. Había muchas ganas de verlos y nos marchamos contentos.
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