Las historias en el black metal noruego han sido contadas a lo largo de muchos documentales, reportajes, películas o incluso en podcast. Cuando se habla de bandas que cautivaron a la escena noruega, siempre se tienden a decir grupos como Venom. Cerca de su deceso, Euronymous de Mayhem conoció una banda que le dejó patidifuso.

Cuando el black metal noruego ya estaba en alza y se estaban empezando a fraguar ya episodios muy característicos del movimiento, Varg Vikernes quemó la Iglesia de Fantoft por considerar que violaba la costumbre ancestral de su pueblo. En ese preciso momento Varg Vikernes quiso expandir el mensaje por todo el mundo y en una de esas conversaciones contactó con Mirai Kawashima, un japonés que se rehusó a hacerlo porque en Japón el cristianismo era prácticamente nimio.

Kawashima siguió con su vida tras las pocas palabras cruzadas con Varg. Una vida que lo estaba llevando a labrarse su carrera en el metal japonés y más concretamente en el metal extremo. Era la época en la cual ni Sabbat, ni Abigail ni unos jóvenes Sigh con Kawashima al mando, podían hacer frente al boom de la electrónica y a bandas como Loudness. Pero cuando a Kawashima le empezó a importar más bien poco el futuro de la banda y ya se veía con la disolución a la vuelta de la esquina, empezó a mandar cartas con el último EP de la banda y entre esas cartas fue a parar una a las manos de Euronymous aunque no era para él. Fue el comienzo de algo que traería grandes momentos tanto para Sigh como para Euronymous.

La historia del primer LP de Sigh, las conversaciones y la conexión de Euronymous con el mundo de los japoneses fue apasionante y en este vídeo de Musicografía, así se narra, punto por punto, una historia poco manida.

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