En serio, debemos mudarnos a Tokyo (IV)
La inmensidad arquitectónica de Tokyo es uno de esos factores que te hacen entender que no estás en lo que conocías hasta ahora. Que el nivel, que el rasero con el que se miden las cosas allí, no es el mismo que aquí.
La inmensidad arquitectónica de Tokyo es uno de esos factores que te hacen entender que no estás en lo que conocías hasta ahora. Que el nivel, que el rasero con el que se miden las cosas allí, no es el mismo que aquí.
En España, por motivos de gusto, de servidumbre aeronáutica, de retraso arquitectónico o de precios del suelo o vaya usted a saber, los rascacielos no son algo que abunde. Puedes ir a Chicago y que el edificio más pequeño sea el triple que el más grande aquí. Lo mismo sucede en Tokyo. Cuando en España se habla de rascacielos, auno le da la risa después de ver esas ciudades.
En el distrito financiero de Shinjuku, abundan las torres de más de 150 metros de altura. No son la excepción, son la regla. Eso puede dar lugar a que cierta sensación de claustrofobia se haga presente con cierta asiduidad, por aquello de no ver el cielo tanto como sería deseable. No obstante, la estética es agradable y las largas y bien planteadas avenidas de la capital nipona reducen ese efecto. Aceras anchas, muchos arboles enormes y un silencio -incluso en horas punta- que contribuye a la relajación dando un paseo.
Paralelamente, todos esos gigantescos edificios son lo suficientemente versátiles arquitectónicamente como para resistir terremotos que en otros países causarían una refundación práctica de las ciudades. Aquí un terremoto significa un balanceo del edificio, pero nunca su caida o fragmentación. En un país situado en la zona más inestable del mundo a nivel tectónico, no cabe más remedio que ser cauto.
Durante la visita a Tokyo, hubo terremoto, como no podía ser de otro modo. Sucedió frente a las costas de Fukushima, donde está la maltrecha central nuclear que tiene en jaque a medio mundo. En el centro de Tokyo llegó con una intensidad 3 en la escala de Richter, mientras que en el epicentro la intensidad fue de 7. Más preocupante fue la alerta de tsunami que emitió el departamento meteorológico japonés. Por suerte, todo quedó en nada.
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