Dylan no necesitaba este premio y otros autores literarios se podrían beneficiar más, pero al César lo que es del César. Ha acaparado portadas en todo el mundo y ahora la gente indagará mucho más en sus textos, por lo que bienvenido sea este premio.

Ayer hubo dos noticias impactantes. La primera, la triste, supuso el adiós a un genio que cuando recibió el Nobel de Literatura también se armó la Marimorena. Ayer murió el genial Darío Fo, el bufón y azote del poder. Por otro lado, la noticia buena del día fue que el Trovador de Minnesota fue galardonado con el Nobel de Literatura. Un galardón que estaba en todas las quinielas desde hace décadas, pero que parecía que nadie se atrevería a darle. Y es que los dos libros de Dylan no es que sean una maravilla (“Chronicles I” vale la pena, pero no es imprescindible), y la novela “Tarántula”, que es mejor ni acercarse a ella).

Pero Dylan no consigue el Nobel por sus libros y sí por ser capaz de escribir poesía acotada en el cuerpo de una canción. Por hacernos soñar en mundos mejores, por relatar las miserias de la guerra y por hacernos notar el inexorable paso de los tiempos que cambian. Nunca he podido dedicar la muchas horas que merece indagar en la enorme cantidad de discos y su material pero Dylan siempre me ha hechizado desde que era un niño y cantábamos alrededor del fuego “Blowin in the Wind”. Esta letra y la antibelicista de “John Brown” son sencillamente obras maestras, pero la infinidad de clásicos que nos deja está a la altura de muy pocos.

Una vez tuve la posibilidad de entrevistar a un grupo nacional que tuvo la oportunidad de telonear a Dylan. “El problema de Bob Dylan es que todo el mundo le dice que es Dios, y claro, al final se lo cree…” me dijeron. Yo les dije que “Está claro que no es Dios, pero si en el mundo de la música alguien se puede acercar a serlo, ese es él”. Mis dos veces con Dylan en directo fueron en el Dr Music del 97 y en un Azkena de hará un lustro y medio. En la primera se dedicó a hacer versiones un poco libres de su legado, pero en la segunda sí que me abrumó el peso de la leyenda.

Con un premio Nobel se multiplica la fama y las ventas. Dylan no lo necesita y otros autores literarios se podrían beneficiar más, pero al César lo que es del César. Ha acaparado portadas en todo el mundo y ahora la gente indagará mucho más en sus textos, por lo que bienvenido sea este premio. Veremos si los próximos son Leonard Cohen y Tom Waits ya que con la inclusión de un músico parece que se dignifica la obra de compositores y letristas. Puede que para los más puristas pierda peso la literatura, pero es que en estos tiempos que corren no sabría decir qué está peor, si el mundo de la música o el de las letras. ¿Cuánto tardará la literatura española en reconocerle a Yosi de Suaves su contribución a la poesía?