Una noche absolutamente exagerada: desde el retraso de la banda a lo excesivo de un show escénico que trasciende lo musical. Ha sido una lenta travesía la de convertir a Rammstein, una banda de metal industrial con un alcance comercial más limitado que -pongamos- Rosalía en una banda banda de estadios global.

Hace quince años aún podíamos disfrutar de ellos en entornos más cercanos como el Pavelló Olímpic de Badalona, pero a medida que su producción se ha incrementado exponencialmente y que su halo impredecible y el secretismo con el que operan (diez años sin editar un disco de estudio contribuyeron a ello) ha ido a más: Rammstein se han convertido en un fenómeno de masas que es capaz de sumar cada vez más seguidores en sus visitas a España.

Más de 45.000 personas colmaron el Estadio Civitas Metropolitano de Madrid en la noche del viernes 23 de junio para ver a los reyes alemanes del metal industrial. Con tan solo algunas localidades de grada por vender, lo de Rammstein fue una demostración de que géneros minoritarios o de nicho pueden generar suficiente interés entre el gran público.

Una coyuntura complicada

No han sido unas semanas fáciles para Rammstein. Las recientes acusaciones de varias fans sobre presuntos abusos sexuales o uso de sustancias para doblegar la voluntad en las fiestas after-show que realiza la banda ha provocado un auténtico seísmo en el entorno de la formación y sus fans. Incluso el batería Cristoph Schneider tuvo que tomar partido diciendo que “le sabía mal si alguien se había sentido incómodo” en esas fiestas. Till Lindemann, por su parte, se convirtió en el blanco de todas las miradas: la fiscalía germana ha abierto una investigación a causa de las denuncias cursadas por varias fans.

Rammstein en Madrid (Foto: Sergi Ramos)

Con este panorama, Rammstein llegaban a Madrid después de cuatro años exactos sin pisar España. La anterior ocasión fue en el Estadio de Cornellà-El Prat dentro de la gira de su disco homónimo en junio de 2019. Un evento mayestático que congregó a más de 33.000 fans en el estadio del sufrido club futbolístico. En esta ocasión la apuesta subía: todo un Civitas con una capacidad manifiestamente superior.

Y sí, la banda estaba envuelta en un halo de polémica, pero eso no hizo mella en las decenas de miles de seguidores que poblaron el estadio del Atlético de Madrid. Desde la apertura de puertas había gente congregada en los aledaños (y lugares no tan cercanos, y es que cerca de 50.000 personas son muchas) del coliseo rojiblanco, y la entrada se produjo sin ninguna clase de problemas -algo que parece «sencillo», pero en otros eventos como el show de Iron Maiden el año pasado en Barcelona fue una odisea que impidió a muchos seguidores con su ticket ver a los teloneros de los británicos-.

Rammstein en Madrid (Foto: Sergi Ramos)

Un retraso excesivo

El calor azotaba en la capital, y aunque no había una hora establecida para el inicio de las teloneras de los alemanes (Abélard), Rammstein sí que tenía fijada la hora de inicio a las 21:00h. Pues no. No hubo puntualidad como se suele asociar a la cultura teutona. Cuando se acercaban las nueve de la noche el público llegaba a murmurar que quizás no habría ni artistas invitados antes, peno no fue así. Casi media hora después del momento en el que debían arrancar Rammstein empezaron Abélard a interpretar las canciones de los cabezas de cartel  en el escenario pequeño que los germanos acostumbran a montar en la zona media de la pista.

Lo cierto es que pasaron sin demasiada pena no gloria, y es que la masa quería lo que quería. El transporte público puede adaptarse un poco a un evento así, sin embargo un retraso de este calibre puede perjudicar mucho a la gente que viva medianamente alejada o cuyo alojamiento no estuviera cerca del estadio. Madrid es una ciudad muy grande para moverse, y eso provocaba que si había hype por el hecho de querer ver el concierto, ahora también había prisas. Quizá el grupo estaba esperando a que cayese un poco más la noche en el día más largo del año antes de empezar su show, por aquello de especular, o quizás había algún imprevisto técnico… quién sabe…

Rammstein en Madrid (Foto: Sergi Ramos)

Pero, por fin, a las 22:18h la intro empezó a sonar y el grupo con el show en directo más impresionante, con diferencia, del planeta en el ámbito del rock dio el pistoletazo de salida a su actuación. El escribir de algo tan exageradamente superior a lo habitual que se ve en cualquier concierto se hace complicado por la abismal diferencia con lo que hacen los demás.

Rammstein no deja de ser una obra de teatro sobre un escenario absolutamente imponente con una producción donde las estructuras, las luces, las coreografías al dedillo, el sonido más contundente que se pueda escuchar en un show musical que hace vibrar todo lo que hay alrededor (incluso la ropa y tu propio cuerpo) y, sobre todo, el despliegue pirotécnico generan que lo que hacen sea algo casi de otro planeta. De ahí que sea difícil de describir únicamente con palabras algo que deja boquiabierto a cualquiera.

Rammstein en Madrid (Foto: Sergi Ramos)

La recuperada para este tour «Rammlied» puso patas arriba al respetable del Metropolitano, pero cualquier canción que hubiesen interpretado lo hubiera conseguido solo con la entrada en el escenario de Till con los brazos abiertos y el resto de sus compañeros brotando de la pasarela del fondo de las tablas bajo un halo de humo enrojecido. «Links 2 3 4» sí que motivó más al personal, que no dejaba de alzar los brazos y saltar al son de la contundente batería de los alemanes.

«Bestrafe Mich» y «Giftig» son dos temas menos célebres que continuaron la fiesta, pero daba igual. El derroche de producción y la potencia sonora se valían por sí mismas para aupar a los presentes, que con «Sehnsucht» se vinieron más arriba pero que terminaron de enloquecer con «Mein Herz Brennt», el primer bombazo de la noche que unió todas las voces de Madrid en una sola.

La desquiciante «Puppe» bajó revoluciones en lo musical pero elevó la teatralidad con el carrito de bebé gigante que pasó de arder a expulsar confeti para, instantes después, hacerlo en casi todas las esquinas de la zona de pista sin escatimar. Su música más reciente de ‘Zeit’ pasó después por Madrid sin excesiva pena ni gloria para, de ahí, comenzar la traca más dura de la noche.

Rammstein en Madrid (Foto: Sergi Ramos)

Empieza lo bueno

El remix de «Deutschland» de Richard Z. Kruspe, ataviado con su excéntrico abrigo blanco y un espectáculo lumínico con los otros cuatro miembros del grupo haciendo una performance futurista fueron el momento de DJ épico de la noche. Seguidamente, el grupo al completo interpretó la canción al uso, una de las más vitoreadas de su álbum homónimo. «Radio», del mismo disco, siguió manteniendo el nivel, pese a un sonido que a veces empañaba la experiencia. Ésta se empalmó con otro de los grandes éxitos de los alemanes, «Mein Teil», donde Till, como de costumbre abrasó sin piedad  a su teclista Christian Lorenz.

Por si fuera poco, con la euforia con las nubes los ánimos se incrementaron más aún con el hit más grande de la carrera de Rammstein: «Du Hast«. El archiconocido tema empezó de manera «humilde» sin apenas atisbos de pirotecnia, pero después de que las decenas de miles de almas cantaran a capela su estribillo, el disparo de Lindemann con su arco de cohetes hizo que la pirotecnia volase en el cielo madrileño en una muestra de que lo que hace Rammstein no está al alcance de nadie.

Y si eso ya fue una pasada, las llamaradas hacia el cielo de Madrid en «Sonne», tiñeron de naranja el oscuro cielo de la capital para una estampa que deja atónito a cualquiera que se tope con ello. Da igual que te guste la música o no: es tan excesivo que sobrepasa tus sentidos y no puedes sino quedarte boquiabierto de pura exageración.

Rammstein en Madrid (Foto: Sergi Ramos)

Pequeño respiro tras esta descarga antes de marcharse con Abélard al escenario secundario que vino bien para ofrecer otro tipo de show y, ahí, Til no perdió la oportunidad de felicitar el cumpleaños de Richard Z. Kruspe, a quien se abrazaron y que lo celebró con copas de manera breve. Los músicos interpretaron con sus teloneras «Engel» para volver en botes salvavidas hasta el escenario principal sobre los brazos de la masa, que les empujaba para llegar a su destino final.

«Ausländer» llevó la fiesta de nuevo a Madrid de la mano de la contundencia clásica de los alemanes y «Du Riechst So Gut» devolvió la pirotecnia de la mano de Till sobre las tablas con su arco de chispas y las coreografías de sus miembros para, después, llenar a sus dos guitarristas de humo y luz, quedarse quietos todos como si se parase el tiempo y acabar con uno de los cortes que mejor preparados llevan los germanos en sus directos. «Ohne Dich» cambió de lugar respecto al inicio de la gira y no sonó a piano antes de «Engel», sino que lo hizo con la banda completa y con un toque igualmente emotivo con las luces alumbrando el estadio completo.

Un final explosivo

Se acercaba el final y la homónima «Rammstein» arrancó los bises plagada de fuego en las columnas traseras del escenario y en la mochila con numerosas llamaradas que Till llevaba a su espalda y que obligaban a los guitarristas a colocarse lejos para su seguridad. Y no quedaba ahí la cosa. Los guitarristas respondieron disparando su fuego antes y durante el solo con la compañía de todas las torres del recinto y sus enormes llamaradas.

«Ich Will», otro de los  grandes hits de su carrera, trajo de nuevo la locura a Madrid solo con pronunciar dichas palabras en su arranque. Las fuerzas no decaían entre los fans, y es que cada momento del grupo incita a querer más. Como la gente que se tatúa y luego no puede parar… Pues algo así pero sin ningún tipo de dolor. Y Till pidió «manos arriba» junto a los petardazos que retumbaron en el estadio. No hay fallo. Ni puede haberlo.

Rammstein en Madrid (Foto: Sergi Ramos)

Sin embargo, todo lo bueno tiene un final, y nada mejor que «Adieu», una canción cuyo título atisba que la despedida de Rammstein era un hecho (sin que faltara un derroche de fuego como ellos saben).

Los componentes de la banda se plantaron en fila horizontal para decir adiós antes de subir en el ascensor en medio de su mastodóntico escenario y agradecer a un público entregado que ya ni se acordaba del gran retraso del concierto, sino que solo pensaban en que acababan de presenciar uno de los mayores espectáculos de sus vidas. Sí, Kiss, Iron Maiden, Metallica, Roger Waters, Parkway Drive, Sabaton, Epica, Amaranthe, Ghost, Volbeat… Incluso los mismísimos AC/DC… Son artistas geniales con puestas en escena increíbles. Pero aún con ello, lo que hacen ni se acerca a Rammstein, la banda con el mejor directo del mundo sin ninguna clase de dudas.

Rammstein son el 11S de los directos de rock. Es algo tan soberanamente exagerado que no puedes sino fijar tu vista en ellos hasta que decidan cesar su ataque. Una auténtica salvajada.

Texto: Sergi Ramos y Daniel Jesús | Fotos: Sergi Ramos

Promotor:Doctor Music

Hora:22:20

Sala:Estadio Civitas Metropolitano

Ciudad:Madrid

Teloneros:Abélard

Puntuación:9