Descarga de hardcore punk en Barcelona con Black Flag y Total Chaos

Dos grandes bandas del género punk provenientes de la costa oeste americana aterrizan en Hospitalet para ofrecer una velada única e inimitable que muchos recordarán con el paso de los años.

El movimiento punk se ha prodigado en nuestro país desde hace muchísimo tiempo. Miles de bandas han nacido y se han disuelto en una ventana de tiempo de entre cuatro y cuatro décadas y media, algunas de ellas dejando constancia de su paso por la escena y otras quedando totalmente olvidadas en el tiempo. Black Flag ha permanecido, sin embargo, pese a su corta actividad a lo largo de su trayectoria.

Con motivo de su primera visita a la península, fuera de festivales, la banda ha recopilado un buen puñado de canciones clásicas y se ha embarcado en una gira muy especial acompañados de los californianos Total Chaos. Una cita imprescindible con el punk más crítico y directo.

Caos total en la ciudad condal

Directos desde la costa oeste, los ya míticos Total Chaos hacían acto de presencia en la Sala Salamandra escasos minutos después de las 20:30h. Ataviados con sus característicos ropajes, la indumentaria punk que todos tenemos en mente cuando nos imaginamos a alguien que pertenece a esta corriente, el cuarteto californiano salía a la palestra con la enérgica “War Is A Racket”. Su vocalista, Rob Chaos, dejaba bien claro desde el primer minuto que aquella noche no iban a dejar títere con cabeza.

Total Chaos (Foto: Sara Martín)

“Babylon” llegaba a continuación para continuar con el festival de hardcore en una ya abarrotada Salamandra. Pocos eran los que habían llegado a primera hora nada más abrir puertas, pero con los primeros compases de “Squatters Song” ya estaba el ambiente bien caldeado. La fría noche en Hospitalet empezaba a calentarse con la brutal descarga sin cuartel que estos veteranos ofrecieron en una hora de espectáculo.

Total Chaos (Foto: Sara Martín)

Rob Chaos aprovechó todo momento de que disponía para dirigirse al respetable con total cercanía y sinceridad, dejando claro que ellos nunca han pertenecido al sistema y que aborrecen todo tipo de control por parte de las autoridades, todo ello antes de abrir fuego con una devastadora “Police Rat” en la que el propio vocalista pidió al público expresamente que se uniese a su total rechazo ante el sistema capitalista y la violencia policial.

Lo que más me llamó la atención de Total Chaos fue su entrega total desde el primer momento. Está claro que telonear a una banda del calibre de Black Flag supone un reto en mayúsculas, pero el cuarteto supo estar a la altura de las circunstancias ofreciendo un concierto que muchos recordarán con el paso de los años. Su guitarrista Shawn Smash, integrante de Smash 77, no solo demostró una habilidad a las seis cuerdas fuera de lo común en un género como el punk sino que además estuvo pendiente del respetable en todo momento, aunque el protagonismo se lo llevaron su vocalista Rob Chaos y el bajista Geordy Justify, quienes se iban turnando a la hora de presentar las canciones a los asistentes.

El público estalló en júbilo cuando los primeros acordes de “Street Punx” empezaron a salir de las cuerdas de Shawn, una canción con la que Toxic Chaos invitó a que todos los allí presentes se uniesen a la fiesta que algunos ya habían empezado desde los primeros minutos de la velada, bailando en el pogo pero con total respeto y educación. El bajista Justify hizo especial hincapié en que todos ayudasen a levantarse a los que cayesen al suelo, un gesto muy humano que todos deberíamos tener en consideración en cualquier otro concierto.

La guinda del pastel la puso su vocalista cuando anunció la llegada de la penúltima canción de la noche, «Toxic Fallout», prácticamente una hora después de haber dado comienzo a su actuación. Su baterista Miguel Conflict, el único que hablaba castellano de toda la formación, también intervino a lo largo del concierto para agradecer enormemente a los asistentes que hubiesen compartido con ellos una velada tan vigorosa como aquella, despidiéndose con una cercanía sobrecogedora durante los últimos compases de “Riot City”, con la que dieron punto y final a una actuación que roza el sobresaliente.

La ineludible cita con Black Flag, un ícono del movimiento punk

Hay ciertas bandas que forman parte de la historia del género por méritos propios. En el caso de Black Flag, el cuarteto californiano ha hecho mella en la historia de la música ofreciendo una propuesta que se aleja totalmente de las bandas de punk rock al uso. Su particular sonido les consagró como una de las bandas pioneras en el desarrollo del género conocido hoy día como hardcore punk. Gran parte de culpa la tiene su miembro fundador y guitarrista principal, Greg Ginn, quien además es el único miembro original que queda en la actual formación desde su reunión en 2019.

Black Flag (Foto: Sara Martín)

Las expectativas estaban por las nubes, más aún si tenemos en cuenta que la banda únicamente había pisado nuestro país en 2013 con motivo de su segunda reunión y nunca llegó a las salas de nuestro país, por lo que aquella iba a ser una noche muy especial. La excitación tras el concierto de Total Chaos se fue transformando en impaciencia puesto que el espectáculo se iba demorando más de lo esperado. Asimismo, se hizo muy raro no ver a ningún fotógrafo profesional en la sala, ya que la banda había pedido expresamente que no se entrase con cámaras profesionales, lo cual enrarecía aún más el ambiente.

Black Flag debería haber salido a escena cerca de las 21:30h pero no lo hizo hasta pasadas las 21:50h, veinte minutos en los que el ansia no hacía más que crecer en sus asistentes y que explotó con los primeros acordes de una interminable “Can’t Decide” con la que el bajista Harley Duggan y el baterista Charles Wiley nos daban la bienvenida. Greg Ginn se mantuvo a un lado mientras la sección rítmica caldeaba aún más el ambiente, haciendo acto de presencia con sus particulares acordes y melodías antes de que el vocalista Mike Vallely, que lleva en la banda desde la reunión de 2013, diese el pistoletazo de salida a una noche de desenfreno y mucho punk.

La banda fue haciendo un repaso progresivo de su trayectoria, aunque quiso centrar su setlist en su disco más emblemático, ‘Damaged’ (1981), uno de los más importantes de la banda y a su vez uno de los más icónicos del género. “Nervous Breakdown” y “No Values” sonaron a continuación, esta vez sin introducciones y, sobre todo, sin ningún tipo de presentación por parte de sus integrantes. El vocalista Mike Vallely, que se entregó en todo momento en su labor tras el micrófono, tuvo que echar fuera del escenario a un par de asistentes que durante las primeras canciones llegaron al escenario. El resto transcurrió sin ningún tipo de altercado, con una sala completamente entregada a una causa común y, sobre todo, con mucho respeto por parte de los asistentes.

Tras “I’ve Had It” y la potente “Annihilate This Week” llegaba el turno de desatar la locura con una enfurecida “Fix Me” a la que siguió rápidamente la conocidísima y muy disfrutada “Gimmie Gimmie Gimmie” con la que el respetable enloqueció por completo. La Sala Salamandra se transformó en un hervidero cuando los primeros acordes de “Six Pack” sonaron por los amplificadores, convirtiendo toda la sala en un pogo gigantesco. Muchos de los asistentes hacían crowdsurfing mientras disfrutaban de un espectáculo que, a mitad de setlist, parecía deshincharse bastante.

Black Flag (Foto: Sara Martín)

La siguiente ración de canciones llegó con un bajón considerable, desde la eterna y a su vez icónica “Depression” hasta la divertidísima “Black Coffee”, pasando por canciones menos relevantes como “I Can See You” “Jealous Again”. Sin embargo, la recta final se encaró de otra forma con una celebrada “TV Party” y el plato fuerte de la noche, “Rise Above”, con la que la banda casi se despedía de los asistentes.

Antes de marcharse por eso, Black Flag invitó a Shawn Smash de Total Chaos para que interpretase la icónica “Louie Louie” de Richard Berry junto a Greg Ginn, en una especie de jam session que hizo que el concierto remontase. La banda recogió los bártulos y, casi sin tiempo para reaccionar, ya habían abandonado el escenario. Ese fue quizá el contrapunto de la velada, el abrupto final al que Black Flag nos sometió después de demostrar por qué son una de las bandas más icónicas del género.