Hitten: el triunfo del metal nacional en Barcelona
La maldición de las bandas nacionales es que parecen condenadas a ser corredores de fondo: a probarse proveedores de un buen producto y de un buen espectáculo durante el tiempo suficiente como para que el reconocimiento les venga primero por la constancia, luego por su talento. De eso saben mucho Hitten, que pese tenerlo todo en contra para salir a girar, se plantaron en Barcelona para defender su propuesta con una seriedad que no hace sino llenarme de orgullo por esta generación de bandas patrias.
Era una apática tarde de domingo en Barcelona. Está claro que el día ideal para organizar un concierto, más cuándo se espera un aforo entre reducido y medio, es un viernes o un sábado. Sin embargo, como todo el que haya tenido que organizar un bolo sabrá a la perfección, lo ideal muy pocas veces se alinea con la logística, y al final que Hitten se plantaran un domingo en una ciudad lejos de casa para descargar su show, dice mucho de su propuesta, de su confianza y de su intachable profesionalidad.
Löanshark nos dejan con ganas de más
Los encargados de abrir la velada fueron los locales Löanshark, pese a que local no sea un término que me guste para describir a una banda. ¿Por qué no? Porque siempre hay cierta condena al ostracismo por parte del espectador que reacciona a este término, y también cierta apología por parte de medios especializados a la hora de señalar defectos que a las bandas grandes no se les perdona.
Dicho esto, Löanshark descargaron su speed metal cañero y macarra desde el minuto uno como si la vida les fuera en ello, compensado los poco más de 40 minutos que disponían sobre las tablas con un show veloz y compacto que me recordó a los buenos momentos de Airbourne, cuándo en una hora y cuarto sudando en una sala te atrapaban en su huracán de adrenalina. Temas como “Sinner Rider” y “Fast, Heavy, Loud & Proud” cuajaron a la perfección entre un público muy conocedor del subgénero y de lo que esperar, en lo que por lo demás podría haberse considerado un hard rock muy cañero.
Al trío se mostró muy motivado y confiado con que su propuesta calará entre uno de los públicos más fieles que uno puede encontrarse: el del speed metal. Pese a todo, y lo único que creo que menoscabó su actuación, fue su propio humor autodespectivo, con el que señalaban con cierta ironía que era duro gozar al máximo de un concierto de esta naturaleza en un domingo por la tarde. Nada más lejos de la realidad, el grupo actúo como si tuvieran a sus pies al Wacken Open Air, permitiendo que fuera su música y no sus palabras las que convencieran al respetable.
Al terminar del concierto no solo me quedé con ganas de más, sino que me sorprendí con la esperanza de poder verlos en no mucho tiempo en esta misma sala, presentando en condiciones un L.P. que sin duda tendrá mucho que decir, pues el anticipo que nos dejaron con “Electric Shocking Waves” sonó como una versión mejorada de todo cuánto ya habían descargado esa noche.
Los hijos bastardos de Helloween y Iron Maiden
Cuando un grupo opta por una imagen y una parafernalia eminentemente retro, calificarlos es una tarea a priori sencilla. Puedes toparte con un grupo de Stoner perdido entre Black Sabbath y Candlemass y llamarlos protometal, con otro con un sonido muy clásico y la chillona estética de Maiden en los ’80 y llamarlos NWOBHM, y así ad infinitum. Y si, el que escucha a Hitten enseguida escucha speed metal, con su doble pedal desbocado y sus líneas de voz tan expresivas, pero hay algo más. Hay un aura de rockstar eminentemente glam en la banda como un todo: en la precisión de sus movimientos sobre las tablas y en su vistosa indumentaria, pero también delirios melódicos en la forma de diálogos en dos guitarras y una pizca de picardía macarra puramente hard rockera.
Aun así, todas estas palabras podrían haberse resumido con la cañera intro de batería de “Built to Rock”, que aúna todo lo que hace bueno a Hitten, su miríada de influencias, y lo compacta en una cañera canción que enseguida atrapó a los fieles que se reunían alrededor del escenario de Bóveda.
Desde ahí el concierto no dejo de ir a más con cada canción, empalmando rápidamente un tema detrás de otro para no desperdiciar ni un ápice de energía. Al grupo se le vio más que cómodo, absolutamente dominante de un escenario que podría haber intimidado a un conjunto menos templado. Existe una expresión que nos encanta a los periodistas musicales y que realmente tiene un significado algo ambiguo, y aunque se tiende a abusar de él, lo que separó el concierto de Hitten de cualquier otra banda nacional menos experimentada fue el saber hacer: el elegir una presencia sobre el escenario y ceñirte a ella durante los 90 minutos de la actuación.
Pese a todo, su mejor arma probó tener un doble filo, y es que, si bien a base de temas como “State of Shock” o “Hard Intentions” el concierto se sintió como un electrizante trance de hora y media, lo cierto es que la banda pecó de ser poco comunicativa, algo que tal vez les ayudaría a asentarse entre el público a la hora de conquistar escenas lejanas a su tierra. De hecho, convencido como estaba de que estaba ante un grupo eminentemente nacional, me sorprendió ver a Alexx Panza hablando en inglés con el público, al que se le sumó el también foráneo Kyle McNeil a la guitarra, sustituyendo a un Johny Lorca que se ha visto obligado a perderse estas primeras fechas del tour por una tragedia personal.
Por lo demás, el concierto fue sobre ruedas, ya fuera por el increíble carisma de Alexx Panza o por los hipnóticos solos parejos de Kyle y Dani, que todo sea dicho, en más de una ocasión se me antojo como la viva imagen de Adrian Smith: tanto en pericia como en apariencia. Otros temas algo más hard rockeros, como la movida “Ride Out The Storm”, permitieron que un Satan desatado en las cuatro cuerdas tuviera su ocasión de lucirse, construyendo una espesa capa de bajos que tuvo la no sencilla misión de sostener las enloquecidas melodías duales de guitarra.
Un inicio que recordó a los mejores momentos de Bon Jovi sirvió para ensalzar “Hard Intentions (Secret Dancer)” como uno de los mejores momentos del show, sintiéndose como un tema al que aún hay que darle un par de años para que se asiente entre el público y pueda ser coreado con el fervor que se merece.
Hitten, la joya de nuestra escena
Quiero evitar ponerme a hablar en arquetipos y decir todo eso que nos hartamos de oír: que si fueran finlandeses lo estarían petando, que se merecen una sala más grande, y un largo y opulento etcétera. Creo que esta actitud de tirar balones fuera y esperar que aparezca alguien de la industria de la música que vaya a arreglar todos los problemas de la escena con una varita mágica y muchos cheques en blanco, es la clase de delirio del que conoce poco el negocio y ha visto demasiadas veces ‘The Dirt’.
Tenemos la suerte de contar con una hornada de bandas que, si bien son jóvenes, no son ningunos bisoños. Por lo contrario, son grupos con saber hacer, kilómetros en sus espaldas y una propuesta genuinamente original. No sirve de nada ser conscientes que existen y darles un me gusta mensual en redes sociales. La carretera es muy dura, y cuándo un grupo no teme lanzarse a sus brazos y aparecer en tu ciudad, asistir a su show es lo menos que puedes hacer. Luego ya está el adquirir sus discos, su merchandising y darles el apoyo que mejor pueda servirles, aquí ya cada uno con sus posibilidades.
Hitten probablemente merezcan una sala más grande, un mayor reconocimiento y puede que un muy oportuno puesto destacado en el cartel de un festival que se atreva a apostar en ellos, pero eso sería desviar la atención de su concierto, si bien es algo que se comentó a altas voces entre los asistentes después de su concierto.
La ejecución de Hitten ha ido más allá de todo talento o planteamiento ingenioso y ha entrado en un terreno solo conquistable a través de la constancia y el trabajo duro. Su show fue más allá del de un grupo que es bueno y sabe lo que hace, pasando a las ligas en las que controlas todo lo que pueda ocurrir sobre el escenario y en el que vender tu experiencia se transforma en algo tan natural para el músico como respirar. El sonido fue impecable, la presencia sobre el escenario derrochaba confianza y la ejecución no podría haber sido más precisa. Si sigues pensando que a las bandas nacionales les falta un “algo” para compararse con las extranjeras, es porqué no has visto a Hitten en vivo.
Texto: Marc Fernández | Fotos: Pablo Gándara
Promotor:Madness Live!
Día:2022-03-13
Sala:Bóveda
Ciudad:Barcelona
Teloneros:Löanshark
Puntuación:8
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