Ten: Gothica

Ten nunca fallan y “Gothica” es la evidencia de ello. Pulcritud y clase a raudales para perpetuar su sonido clásico. Que una banda echara a andar en los 90, tirando de de hard rock y estando afincados en Inglaterra tiene mérito, pero más el ser reconocidos como una de las mejores de su generación. Con “Gothica” volverá a demostrarse que en cada disco hay magia, aunque si comparamos con sus obras maestras se quedan a medio camino.

Siempre suelo reivindicar a Royal Hunt como ejemplo de banda de hard rock infravalorada, con sonido único, diferente y de calidad sobrada, pero a los británicos Ten les pasa algo parecido. La trayectoria impecable de los de Gary Hughes ha quedado algo olvidada y es un crimen pues discos como “Spellbound”, “The Name of the Rose” o “Babylon” son obras maestras absolutas. Han seguido a lo suyo, derrochando clase y atacados por ser más una banda de estudio que de directo, cosa que a día de hoy no he podido comprobar. Toca hablar de “Gothica”, décimo-tercer disco en su haber, y las sensaciones de exquisitez y elegancia siguen estando aquí. Muchas caras nuevas pero con Hughes y Halliwell manteniendo el legado desde que nos enamoraron en 1996 con “The Name of the Rose”. Puede que el disco suene obvio y no arriesguen, pero a estas alturas no les pediremos ni giros ni cambios. “Gothica” enamorará a sus seguidores y a todo amante del hard rock.

Producción pulcra y grandes ejercicios de composición. De primeras tenemos la suite de ocho minutos titulada “The Grail”. Excelente creación demostrando que las musas siguen presentes y que Hughes canta como nunca. Coros suaves y mucha épica para los maestros del medio tiempo. Dan una vuelta de tuerca con la elegante “Jekyll and Hyde”, de original línea vocal y guitarras incesantes con el trío de guitarras Halliwell-Dan Rossignana-Steve Grocott. A medio tiempo, con una cadencia muy original y los siempre presentes teclados “del nuevo” Darell Treece-Birch. Brilla por encima de todo la hímnica “La luna Dra-Cu-La”, retomando los mejores tiempos de “Spellbound”. Clásico instantáneo con esos elementos folkies que conectan con Gary Moore. Se agradece que a día de hoy consigan clásicos fundamentales para su discografía. La reposada “Travellers” posee mimbres de Magnum y Alan Parsons Project, con toda la clase y el toque Ten. Más electricidad y guitarras en “A Man for All Seasons” aunque sin ser tan inspirada como las anteriormente citadas.

Los coros monopolizan la ultramelódica “In My Dreams” repuntando el trabajo de Dennis Ward tras los controles. Mismas premisas para “Wid King of Winter” en la que se centran en un riff de guitarras muy marcado y contundente. En “Welcome to the Freak Show” hay onda positiva y diversión. Un corte desenfadado e incluso festivo que incluye un gran solo de guitarra. Las baladas son siempre uno de sus puntos fuertes pues no hay que olvidar que sus inicios fueron puramente AOR. “Into Darkness” cierra a lo grande, con voces dobladas y cimientos de power ballad con piano dominante. Coros envolventes y otra gran línea vocal que ni decepciona. Van insertando guitarrazos jugando con cumbres y valles en otro de los temas más destacados de la presente obra.

Ten nunca fallan y “Gothica” es la evidencia de ello. Pulcritud y clase a raudales para perpetuar su sonido clásico. Que una banda echara a andar en los 90, tirando de de hard rock y estando afincados en Inglaterra tiene mérito, pero más el ser reconocidos como una de las mejores de su generación. Con “Gothica” volverá a demostrarse que en cada disco hay magia, aunque si comparamos con sus obras maestras se quedan a medio camino. ¿Vendrán Ten a nuestra ciudad? Esa es una de las grandes preguntas… Ahora que han vuelto a Frontiers, con disco potente y nuevo, puede que sea el momento.